05 de junio de 2025

Refugios climáticos: una respuesta local a un problema global 

Justicia climática
¿Y si el patio de un colegio se convirtiera en un refugio para mitigar los efectos del calor extremo? La asociación El Brote Educación Ambiental y el alumnado del CEIP Jerónimo Luis de Cabrera (Córdoba) se ha puesto manos a la obra para hacerlo posible. 

¿Y si el patio de un colegio se convirtiera en un refugio para mitigar los efectos del calor extremo? La asociación El Brote Educación Ambiental y el alumnado del CEIP Jerónimo Luis de Cabrera (Córdoba) se ha puesto manos a la obra para hacerlo posible. 

En el marco del proyecto “Creación participativa de un refugio climático”, financiado en la tercera convocatoria de Tejiendo Derechos, están renovando el solar del colegio para convertirlo en un refugio climático: un espacio verde, fresco, construido de forma colaborativa y que sirva como refugio frente al calor extremo, cada vez más frecuente debido al cambio climático. Su construcción se prevé que finalice en diciembre de 2025. 

Este proceso, dinamizado por El Brote, se basa en la participación activa del alumnado, que toma decisiones sobre el diseño del espacio o qué tipos de árboles y plantas llenarán este refugio. De momento, ya han puesto a punto una zona del solar, donde han plantado un huerto con tomates, patatas, lechugas o girasoles, y también han creado una compostera. Además de la transformación física del espacio, se están llevando a cabo talleres formativos para introducir al alumnado en temáticas sobre justicia climática y otros derechos fundamentales transversales.  

¡Conoce de primera mano cómo están construyendo este refugio climático! Clara y Charo, de la Asociación El Brote Educación Ambiental, y Gisela, una de las alumnas que participa en los talleres, te lo cuentan todo en este vídeo



En este Día Internacional del Medioambiente, celebramos esta iniciativa como un ejemplo inspirador de cómo la acción local, participativa y educativa puede ofrecer respuestas concretas a desafíos globales. Porque frente al cambio climático, cada rincón verde cuenta. 

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