Candela Acció Comunitària i Feminista: «La educación sexual no puede limitarse a transmitir información sobre riesgos, sino que debe ser una herramienta de transformación social»

Hablar de educación sexual desde la infancia es clave para que niños, niñas y jóvenes crezcan con más herramientas, libertad y respeto hacia sí mismos y hacia los demás.
Por eso, hablamos con Candela Acció Comunitària i Feminista S.C.C.L. sobre su proyecto “SEXPLORA”, financiado por Tejiendo Derechos. Una propuesta que nace con la idea de llevar la educación sexual integral a toda la comunidad educativa: alumnado, profesorado y familias.
Pero no se trata solo de hablar de riesgos o prácticas sexuales, sino de abrir la conversación sobre emociones, diversidad, igualdad, formas de relacionarnos y herramientas para prevenir violencias machistas y LGTBI-fobia. En definitiva, un proyecto que quiere transformar la manera en la que entendemos la sexualidad, para vivirla de forma más libre, respetuosa y positiva.
- ¿Cómo nace el proyecto ‘Sexplora’ y cuál es su objetivo principal?
En Candela hace más de 20 años que hacemos educación sexual integral y prevención de violencias machistas. En un inicio solo trabajábamos con infancias y jóvenes, pero rápidamente nos dimos cuenta de que era necesario trabajar con toda la comunidad educativa. “Sexplora” tenía como objetivo consolidar la intervención comunitaria en los centros educativos con alumnado, profesorado y familias. Por otra parte, en Candela estamos convencidas de que la Educación sexual Integral pasa por abordar muchas otras temáticas más allá de riesgos y prácticas sexuales. Los feminismos y los movimientos de disidencia sexual y de género nos han enseñado que debemos trabajar también educación emocional, comunicación, límites, diversidad corporal, estereotipos de género, formas de ligar, acoso escolar, diversidad sexual y de género, herramientas para combatir todas las desigualdades, etc.
- ¿Qué “vacíos” o necesidades detectasteis en el ámbito educativo antes de poner en marcha el proyecto?
SEXPLORA responde a las necesidades detectadas en el ámbito de la educación sexual y la prevención de las violencias machistas y LGTBI-fobia, adoptando una aproximación innovadora y efectiva. SEXPLORA pretende contribuir a la erradicación de las violencias machistas y la LGTBI-fobia articulando una estrategia de prevención a través de la educación sexual feminista. Mediante un amplio conjunto de actividades formativas y de concienciación con todos los agentes de la comunidad educativa (niños, jóvenes, familias y profesionales educativos), se quiere promover la transformación feminista de las estructuras patriarcales y la vivencia positiva de la diversidad sexual y de género. La metodología que empleamos son los talleres participativos y vivenciales donde abordar la construcción de roles y estereotipos de género, el empoderamiento de las chicas e identidades disidentes, la autodefensa feminista, masculinidades críticas y antimachistas, sexualidad integral, diversidad sexual y de género, prevención de la LGTBI-fobia y de las violencias sexuales.
- ¿Qué significa para vosotr@s la educación sexual feminista y en qué se diferencia de la educación sexual que se imparte hasta ahora en algunos centros?
A veces hay quien nos intenta hacer creer que no se debe hacer educación sexual en los centros educativos, ya que es nociva y pervierte a las infancias, pero en realidad la educación sexual siempre está por acción o por omisión. El silencio, el tabú o los mitos también son formas de educación sexual. Hasta el momento se han implementado distintos modelos de educación sexual. En el Estado español venimos de un modelo represor que explicaba la sexualidad desde un modelo normativo único que se basaba en la heterosexualidad, el coitocentrismo, la pareja/matrimonio y con fines reproductivos. Después han ido apareciendo modelos higienistas que incorporaban la prevención de riesgos, pero a menudo estigmatizaban a ciertos colectivos como las mujeres que tenían sexo fuera de la pareja o las personas LGTBIQ+. También modelos más revolucionarios que incorporaban los derechos sexuales y reproductivos o la diversidad sexual, pero siempre como un anexo jerarquizando placeres, identidades y prácticas sexuales. Estos modelos no se han desarrollado históricamente de manera lineal, sino que se superponen y muchos aún se llevan a cabo por parte de centros educativos y administraciones.
Lo que propone la educación sexual feminista es un modelo que explique la sexualidad en positivo y de manera integral, teniendo en cuenta la dimensión biológica, la psicológica o emocional y la social. Educación sexual Integral feminista es acompañar al alumnado de forma consciente y con perspectiva feminista para que su sexualidad sea lo más libre, respetuosa y placentera posible. Ponemos énfasis en la perspectiva interseccional, que incluye la atención a la perspectiva feminista, LGTBI, decolonial y de clase para atender a la diversidad de modelos y vivencias del género, la sexualidad y las manifestaciones de la violencia machista en cada contexto.
- ¿Por qué es importante que el alumnado partícipe en sesiones sobre salud sexual y reproductiva con un enfoque feminista y transversal?
Porque la sexualidad no es solo una cuestión biológica, sino una construcción social y política atravesada por desigualdades de género, clase, origen o corporalidad. Un enfoque feminista e interseccional permite visibilizar esas desigualdades, cuestionar los mitos y mandatos que pesan sobre las y los adolescentes, y abrir la posibilidad de vivir las relaciones desde la libertad, el cuidado y la equidad. Además, reconocer la sexualidad como un derecho y no como un tabú les empodera a tomar decisiones informadas, conscientes y respetuosas consigo mismas y con los demás.
- ¿Qué actividades habéis puesto en marcha y cómo ha sido la acogida (tanto del alumnado, las familias, como del profesorado)?
En Candela no vamos a las aulas, los claustros o a las AFA a hacerles una charla durante dos horas de todos nuestros conocimientos, sino que intentamos generar espacios de aprendizaje compartido combinando elementos teóricos con dinámicas que nos permitan analizar nuestro cotidiano y cambiar aquellas prácticas que consideremos que podríamos hacer distintas.
En el proyecto Sexplora trabajamos con dinámicas participativas, análisis de referentes culturales, debates colectivos y actividades vivenciales. Se utilizan ejemplos cercanos (música, redes sociales, memes, series) para generar reflexión crítica.
El alumnado suele acoger las sesiones con entusiasmo, porque se alejan de la clase magistral y parten de sus propias experiencias y lenguajes, las familias valoran que se aborde la sexualidad sin tabús, con rigor y desde el cuidado y el profesorado aprecia tener recursos pedagógicos y acompañamiento en un tema que a menudo sienten difícil de abordar.
- ¿Cuáles son las preguntas o temas que más aborda el alumnado en vuestras sesiones? ¿Son diferentes las consultas según su género y edad?
Los temas más recurrentes son: consentimiento, relaciones de pareja, amor romántico, placer, pornografía, diversidad sexual y de género, y gestión de emociones como celos o inseguridades.
Sí que se observan diferencias. Los chicos suelen preguntar más sobre prácticas sexuales o dudas ligadas a la presión de “demostrar” masculinidad. Las chicas tienden a expresar inquietudes sobre el amor, el cuidado, la autonomía y la prevención de violencias. Esto tiene que ver con los aprendizajes que hemos hecho en función del género que nos ha sido asignado y también de las expectativas y los sistemas de premio y castigo que operan en las aulas (pero también en los claustros o en las familias). Cuando les damos la oportunidad de hacer preguntas anónimas, esa diferenciación se reduce.
En Candela somos muy fans de la gente joven. Aunque socialmente se les acusa a menudo de ser “más machistas”, lo que vemos en las aulas es distinto. Es cierto que entre los chicos, y algunas chicas, circulan discursos machistas, pero sus prácticas cotidianas no reflejan ese nivel de machismo. Es importante distinguir entre discurso y práctica: muchos chicos repiten frases o imaginarios machistas, pero cuando tienen espacios de reflexión muestran capacidad crítica y deseo de relaciones más justas. Por eso no sirve educar desde el miedo o la culpabilización, sino desde el consentimiento, el respeto y la responsabilidad compartida.
- ¿Habéis tenido algún tipo de obstáculo a la hora de implementar el proyecto?
En general no nos hemos encontrado con obstáculos, pero si tuviéramos que señalar alguno serían el adultismo, el racismo y la falta de recursos de los centros educativos. En cuanto al adultismo nos hemos topado con algunas resistencias por la idea de que las y los adolescentes “no están preparados” para hablar de sexualidad. También hemos detectado racismo disfrazado de feminismo. En ocasiones nos hemos encontrado con comentarios por parte del profesorado como “esta alumna es gitana, necesita mucho este taller” o “en este grupo hay muchos chicos machistas, pero claro es por su cultura”. Por suerte no representa a la mayor parte del profesorado y han sido casos puntuales. Por último, hemos identificado que muchos centros identifican situaciones de acoso, violencia o discriminación, pero les cuesta actuar o hacer una intervención integral por falta de recursos o tiempo del profesorado, lo que a veces limita la continuidad del trabajo.
- ¿Qué aprendizajes habéis sacado de este proyecto?
Que la educación sexual no puede limitarse a transmitir información sobre riesgos, sino que debe ser una herramienta de transformación social. Hemos aprendido que el alumnado ya tiene saberes y experiencias que deben ser reconocidos, que las dinámicas participativas son clave para generar confianza y diálogo, que el enfoque feminista e interseccional permite no solo prevenir violencias, sino también construir horizontes de placer, cuidado y justicia.
- Cada 4 de septiembre se conmemora el Día de la Salud Sexual, ¿qué mensaje os gustaría trasladar en esta fecha?
Queremos recordar que la salud sexual no puede reducirse a la ausencia de riesgos o enfermedades. Hablar de salud sexual implica hablar de placer, consentimiento, libertad, diversidad, respeto y justicia social.
Además, en un contexto en el que la extrema derecha, al mismo tiempo que ataca a los feminismos y a los movimientos de disidencia sexual y de género, instrumentaliza la violencia machista y la LGTBIfobia para señalar a las personas migrantes, las entidades europeas que hacemos educación sexual feminista debemos incorporar en nuestras prácticas pedagógicas la epistemología desarrollada por los feminismos no blancos como la mirada interseccional. Solo incorporando una mirada decolonial y antirracista podremos evitar que la educación sexual se convierta en una herramienta del colonialismo utilizada para discriminar, estigmatizar o perseguir.
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